La danza acerca al ser humano a conocerse a sí mismo; a comprender y conocer mejor su cuerpo y sus emociones. Por medio de ella se descubren habilidades y debilidades, propias de cada persona, como parte de un reto y necesidad humana: transformar la manera en que se habita, con el cuerpo, en esta vida.
Para Platón, la danza era considerada la madre de todas las artes, el instinto innato que hace que el ser humano se mueva. Él afirmaba: “El animal joven no puede permanecer quieto. Salta, se agita sin cesar con placer invisible, como si quisiera gastar en movimientos inútiles las fuerzas que le sobran.” De tal suerte, sostenía que “el hombre inculto es “no danzante”, mientras que al hombre educado se le regala el baile” (leyes de Platón). Siguiendo esta premisa encontramos cómo la danza, -a través de la historia y aún en nuestros días-, transforma las ideologías y estructuras del pensamiento.
Históricamente, hemos visto cómo el ser humano ha catalizado su evolución al romper las fronteras creativas, a través de la interdisciplina. En un proyecto elaborado en equipo se fortalecen las habilidades, -tanto individuales como grupales-, generando un mejor resultado y aprendizaje significativo, el cual repercute en la perspectiva de los participantes. Así pues, en el caso de la danza, ¿cómo podríamos lograr un proceso idóneo que, -a partir de una lluvia de ideas, deseos e impulsos colectivos-, nos brinde conocimientos en la construcción y desarrollo de una coreografía, a fin de desarrollar al máximo nuestra creatividad?
Sobre este tema, nos dice Howard Gardner[1] en su libro Verdad, Belleza, y Bondad reformuladas. La enseñanza de las virtudes en el siglo XXI: “Los griegos en la tradición socrático-platónica creían que todo el conocimiento humano venía incorporado desde el principio, y René Descartes, el influyente filósofo y matemático francés, pensaba que los humanos estaban dotados de <<ideas innatas>>”. (Gardner) Estas ideas surgen del inconsciente, a la vez que las circunstancias del entorno son absorbidas por la mente del individuo durante su desarrollo, gestando las bases para su pensamiento. Cuando el ser humano tiene una idea, ésta surge del imaginario, influenciado por la información adquirida anteriormente, la cual puede ser liberada de forma estructural, a través del trabajo interdisciplinario.
La interdisciplina en el arte ha existido siempre de forma natural. Se ha dado con la creación de lenguajes corporales para la poesía, las artes plásticas, la música y todo tipo de amalgamas de colaboración creativa. Posteriormente se ha ido entretejiendo en comunión con la danza, dentro de laboratorios creativos, con procesos de desarrollo encaminados a detonar creatividad para el montaje coreográfico. A este respecto, Waldeen von Falkenstein, una de las grandes bailarinas y coreógrafas que dejaron un increíble legado en México, nos da esta reflexión:
"La verdadera danza no se encuentra mediante sistemas metódicos o generalidades de movimiento. La danza verdadera se sueña en la vigilia; es la fusión entre el ser interior y el mundo exterior, es conciencia simbólica que utiliza sus símbolos para trasfigurar los sentidos- la percepción sensorial de este mundo -, es un lenguaje corporal capaz de comunicar un sentido transmutado de la realidad: la unificación del Eros dionisiaco y la visión de nuestro cuerpo integrado con el universo; todos somos miembros de los unos de los otros… Una danza así creada lucha con los Ángeles de la muerte y resurrección, significa siempre “jugarse el todo por el todo”; es una búsqueda de mente y cuerpo hasta las últimas consecuencias, extremo de un experimento arriesgado, exageración que es verdad poética, el camino del exceso que conduce al palacio de la sabiduría." (Antología Waldeen)
Retomando lo que para Waldeen significaba su creación en la danza, surgen las interrogantes: ¿Qué propuestas metodológicas existen actualmente que promuevan y planteen los diferentes paradigmas? ¿Cómo se pueden construir y ensamblar a través de ellos nuevas ideas que generen creación artística? ¿Cómo lograr aterrizar estos procesos en una disciplina y un enfoque con nivel técnico y estético? ¿Cómo se puede integrar la improvisación y el laboratorio creativo para una coreografía sin perder el sentido lúdico?
Uno de los objetivos principales en promover este proceso, es afinar el sentido artístico para mejorar nuestro desarrollo y desempeño creativo, así como su calidad artística y el deseo a crear danza desde una perspectiva sensorial e intelectual. La meta principal es lograr una transformación en nuestra forma de pensar en general como creadores, artistas e individuos, así como nuestra manera de coexistir con ello a nivel social.
En este sentido la Dra. Manuela Romo[2], especialista en el plano teórico e investigativo en torno a la creación y la argumentación intelectual, nos dice, “La verdadera naturaleza de la creatividad es cognitiva. Crear es pensar, pero este componente, aunque necesario, no es suficiente”. Por tanto, la creación del conocimiento debe surgir a un nivel introspectivo, a la vez que puede ser experimental y divertido si se utiliza la interdisciplina como medio. La creatividad, como instinto innato del ser humano, conlleva una profundidad de significados en los cuáles podríamos recorrer infinidad de teorías tanto a nivel pedagógico como artístico, y ser desarrollada a través de la modificación de nuevos paradigmas.
El reto consistirá, entonces, en encontrar la manera adecuada de utilizar dicha interdisciplina para generar una meta cognición en las personas y creadores. Más aún, y considerando los tiempos que estamos viviendo, este reto se extenderá a generar un nuevo paradigma que ayude a la construcción de nuevos procesos en cuanto a creación del arte para la nueva normalidad a la que nos vamos a enfrentar.
[1] Howard Gardner Psicólogo, investigador y profesor de la Universidad de Harvard, conocido en el ámbito científico por sus investigaciones en el análisis de las capacidades cognitivas y por haber formulado la teoría de las inteligencias múltiples, la que lo hizo acreedor al Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales en 2011. [2] Dra. Manuela Romo es titular de la facultad de psicología, de la Universidad Autónoma de Madrid y experta en psicología de la creatividad. Es biografiada en la edición 2006 de “Who´s Who in the Sciencie and Technology”, y reconocida International Scientist of the Year 2007 por International Biographical Centre, de Cambridge.
Norma Elena Arredondo
Bailarina, coreógrafa y docente
*Fotografías de Ian Lizaranzu
Cuernavaca, Morelos, a 1 de junio de 2020
Maestra, coreógrafa y bailarina con más de 35 años de trayectoria profesional a nivel internacional. Directora general del Ballet Español Escénica, ha colaborado en diversas zarzuelas y óperas, y como maestra, bailarina, coreógrafa, conferencista e investigadora en cursos, cátedras y seminarios intensivos en México, Grecia, España, Francia, Rusia, Siberia y Estados Unidos.
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